Para realizar
esta filtración, primeramente hay que preparar el filtro. Para ello, se corta
un cuadrado de papel de filtro que tenga de lado el doble de profundidad del
embudo y se dobla en cuatro partes, cortando de forma que se forme un arco de
un extremo a otro. Una vez cortado, se abre en forma de cono de modo que una
mitad tenga tres partes del grueso del papel y se ajusta a un embudo de vidrio de forma cónica,
humedeciendo el papel y apretando el filtro sobre las paredes del embudo. El
embudo se introduce en un aro, el cual está sujeto a un soporte y se coloca debajo un
vaso de precipitados para recoger el filtrado. La rapidez de la filtración
depende de que el papel ajuste bien a las paredes del embudo.
Para una
filtración más rápida, se emplean papeles de filtro plegados. Se procede del mismo modo que en el
caso anterior, pero una vez cortado el papel en forma
de arco, se vuelve a doblar por la mitad. Cada
una de estas mitades se dobla en sentido contrario y, repitiendo este último proceso una vez más, el filtro estará terminado.
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